Conociendo a…Catalina Guzmán, seleccionada de Handball de la UV
Nacida el año 2001 y oriunda de la Ciudad Jardín, representa los gustos y convicciones de las nuevas generaciones, con una pasión por el deporte que se complementa con los desafíos de estudiar una carrera como Odontología.
A sus cortos 23 años Catalina lo tiene todo muy claro y confiesa que “elegí la Universidad de Valparaíso por su rol social y su prestigio a nivel regional en las carreras del área de la salud. Y aunque en cuarto medio tuve muchas opciones, entre ellas la idea de estudiar pedagogía, finalmente terminé formándome como odontóloga”.
Extrañamente la joven relata que de pequeña adoraba ir al dentista, desarrollando un interés más allá por los distintos procedimientos que se realizan en una consulta. Cosa que se fue complementando con el deseo de poder ayudar a otros.
Y así como siempre tuvo clara cuál era su vocación, también lo fue con el deporte, siendo este el mayor de sus hobbies, pero particularmente el Handball y admite que “en mi familia somos muchos primos y desde que tengo recuerdos me metía en sus partidos de fútbol, salíamos a andar en bicicleta y eso fue forjando mi afición por el deporte. Ya en el colegio, el Handball se integró como actividad extraprogramática y no paré nunca más”.
La joven que en su tiempo libre disfruta escuchar a Pablo Chill-E, juega de pivote y siempre con el mismo número, el 8. Fue en su etapa escolar que empezó a dedicarle más tiempo al balonmano, entrenando en un club particular. Ya en la universidad no dudó ni un segundo en probarse en el equipo de la UV y fue ahí que algo cambió y señala que “en 2022, cursando el cuarto año de mi carrera, enfrenté distintos problemas así que decidí probar jugando al arco y ahí me quedé. Ahora juego felizmente con la 1”.
Quizás el cliché de quienes pertenecen al área de la salud, su serie favorita es Greys Anatomy, que relata la vida de un grupo de doctores y los lazos que van forjando a través del tiempo en el trabajo. Algo similar que lo que representa su equipo de handball para Catalina y relata que “lo mejor que me ha entregado el deporte han sido las amigas que he formado en los distintos equipos que he participado. Con las chicas nos juntamos a entrenar, pero también a carretear y tomar oncesita”.
Y así como otros estudiantes y deportistas universitarios, la joven de 23 años, se suma a quienes critican el poco apoyo a nivel nacional con que cuentan los jóvenes seleccionados. En ese aspecto ella valora poder tener el aliento de sus padres, que durante toda su vida la incentivaron a hacer lo que más le gustaba y resalta que “el deporte te enseña a vivir las emociones, la adrenalina antes de cada competencia, la felicidad de ir a entrenar con tus amigos, lo que genera ganar un partido, la pena y la frustración que también son parte del proceso y así mucho más”.
De dulce y de agraz. Así define “Guzwoman”, el apodo que le pusieron sus compañeras de equipo, lo que ha sido representar a la universidad durante todos estos años. El camino para llegar donde están ha sido complejo, sobre todo por los recursos que a veces escasean y señala que “se ha visto mucho el autofinanciamiento de uniformes de presentación, a veces se complica juntar al equipo completo para los campeonatos, ya que algunas veces hay que faltar a clases y muchos docentes no empatizan ni dan facilidades para poder hacerlo”.
Son parte de la realidad de muchos jóvenes que a veces batallan para poder compatibilizar dos estilos de vida que, en ciertos casos, no tienen nada en común, los tiempos y la energía que se necesita para poder rendir en ambas cosas a la vez.
Sin embargo, para Catalina la recompensa es el orgullo de representar a la UV, la satisfacción que le entrega su carrera y la felicidad de sentir que está haciendo lo que siempre quiso hacer.